Sentía como so todo fuera un sueño, como si sus labios fueran caramelos y se derritieran en mi boca, no quería dejarlo ir pero el cielo negro me lo impedía, la puerta de mi casa se abrió de par en par y sus brazos se entrelazaban en mi cintura.
- no te vallas - susurre, me miraste, podía ver como tus ojos brillaban y tu boca se acercaba a la mía tus brazos aun seguían en mi cintura, el cielo entristecido empezó a llorar.
Lentamente nos acercamos a la puerta de salida no quería que se acabara este momento, tenia miedo de dejarte ir, sin esa respuesta.
- Puedo responderte mañana - mi corazón latía mil por hora, sabia que me dirías que no, pero no quería escucharlo tan pronto.
- Piensalo - fue mi respuesta mi cuerpo se sentía húmedo, gracias a esas gotas de lluvias. Tus brazos volvieron a estar en mi cintura, tu olor me cautivaba, y tu calor era exquisito.
Cerré la ultima puerta que nos separaba, me miraste, sonreíste y te devolví mi sonrisa metálica, el cielo se empezó a expresar aun mas fuerte que antes.
- Cuidate, no te mojes tanto - te dije, volviste a besar mis labios por los barrotes de la reja. Se escucho el ultimo sonido de la cerradura, te vi alejarte con tu chaqueta roja y tu bolsa, intente gritarte algo, pero no podía expresarme, me despedí por ultima vez con la mano pero no me viste.
domingo, septiembre 26
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